Ciudad Guatemala

Habla la pandilla Barrio18-Sureños: “El único compromiso que hemos pedido al gobierno (de Bukele) es un diálogo abierto, transparente”


El sábado 26 de marzo de 2022 fue el día más violento en la historia reciente de El Salvador: la jornada cerró con 62 salvadoreños asesinados, según el balance preliminar presentado por la Policía Nacional Civil.

  29 abril, 2022 - 17:15 PM

Para dimensionar la gravedad de lo ocurrido en el pequeño país centroamericano -un habitual en la parte alta de los ránking de los lugares más violentos del mundo-, basta señalar que desde que arrancó el año y hasta ese fin de semana aciago, se habían registrado en promedio 19 asesinatos por semana.

Nadie se ha reivindicado la matanza, pero en El Salvador pocos dudan que las maras o pandillas, que llevan décadas matando, extorsionando y dominando territorios, están detrás.

Luego de sucedida, la administración del presidente Nayib Bukele desató contra estas estructuras criminales la que quizá sea la ofensiva jurídica, mediática, policial y militar más intensa desde que echaron raíces en la sociedad, a inicios de los 90.

El 27 de marzo, el gobierno logró que el Congreso aprobara un estado de excepción, que entre otras cosas limita la libertad de los medios para difundir mensajes o comunicados de las pandillas, una medida que ha sido duramente criticada por los periodistas salvadoreños que la ven como un intento de imponer la versión oficial como la única posible.

Mira en el siguiente video qué medidas se impusieron, cómo las justifica Bukele y las reacciones que han provocado.

Más de un mes después, el Estado salvadoreño asegura haber detenido a alrededor de 20.000 pandilleros.

Una encuesta publicada recientemente afirma que 9 de cada 10 salvadoreños apoyan las medidas que Bukele tomó tras el 26 de marzo.

Pero muchas preguntas siguen en el aire.

¿Por qué ocurrió tal explosión de violencia homicida el 26 de marzo? ¿Fue una acción coordinada entre las tres pandillas principales (Mara Salvatrucha o MS-13, Barrio 18-Sureños y Barrio 18-Revolucionarios)? ¿Y estaba hasta ese día la administración Bukele negociando con los pandilleros, como han señalado distintas investigaciones periodísticas e incluso el gobierno de EE.UU, algo que Bukele niega de plano?

Otra versión

El 1 de abril, apenas cuatro días después de que la Asamblea Legislativa aprobara el régimen de excepción, un vocero de la pandilla Barrio 18-Sureños contactó vía redes sociales al periodista vasco-salvadoreño Roberto Valencia, indicando que querían, como estructura, compartir un comunicado para distanciarse de lo ocurrido el 26 de marzo.

Desde que inició la administración Bukele, en junio de 2019, las estructuras de mando de las tres pandillas más extendidas en El Salvador han sido esquivas con la prensa. Hay que remontarse hasta abril de 2020 para hallar una entrevista periodística concedida por los máximos responsables de cualquiera de los tres grupos.

Valencia, radicado en El Salvador desde 2001, investiga el fenómeno de las maras desde hace más de una década. Sus trabajos se han publicado en medios como la BBC, The Washington Post, El Faro, Telemundo, Vice e Internazionale y es autor del libro ‘Carta desde Zacatraz’ (Libros del KO, Madrid, 2018), sobre esta temática.

Crónicas de su autoría como ‘Yo violada’ o ‘¿Quién mató a Christian Poveda?’ han retratado el dolor que las maras infligen a la sociedad salvadoreña, pero para tratar de comprender el fenómeno y su complejo enraizado, y el potencial papel de las maras en una mesa de negociación en busca de la paz, también ha entrevistado en distintas ocasiones a líderes de pandillas.

Desde ese primer contacto de la pandilla 18-Sureños transcurrieron 10 días hasta que accedieron a responder un cuestionario, ante la negativa a publicar un comunicado unidireccional.

La comunicación ha sido lenta y tardada porque no depende de un líder en particular, sino de una rueda de líderes esparcidos por todo El Salvador, y en un contexto de detenciones masivas de parte del Estado. Luego del sí, se les enviaron 62 preguntas aglutinadas en 25 ítems.

Lo que sigue son las respuestas recibidas 11 días después en 20 audios enviados a través de la aplicación de mensajería Signal, y grabados por distintos hombres, integrantes todos ellos de la rueda nacional en libertad de la pandilla Barrio 18-Sureños (las interrogantes no respondidas, incluidas las que les hicimos tras recibir las grabaciones, están incluidas al final de este artículo).

BBC Mundo ha intentado conocer la versión del gobierno de El Salvador y del presidente Bukele en repetidas oportunidades. Sólo en el mes de abril de 2022, en tres ocasiones hemos solicitado entrevistas a través de carta oficial por correo electrónico y por mensajes de WhatsApp a los secretarios de Prensa y Comunicaciones. No hemos obtenido respuesta.

Más abajo puedes encontrar otros artículos que entregan contexto sobre las pandillas y la ofensiva del gobierno salvadoreño por detenerlas.


¿Qué ocurrió el fin de semana del 26 de marzo? ¿Por qué? ¿La 18-Sur sabía que iba a pasar lo que pasó?

Nosotros desconocemos y nos desligamos y lamentamos y condenamos ese derrame de sangre.

Como organización y grupo social, Barrio 18-Sureños en ningún momento ha estado coordinada con ninguna de las otras organizaciones del país.

Si hubiera sido coordinado por las tres pandillas, fuera otra situación, más crítica. Nosotros, como Barrio 18-Sureños, hemos mantenido la búsqueda de diálogo.

No a la violencia para un mejor país.

¿Qué compromisos incumplió el gobierno para que las pandillas enviaran ese mensaje de muerte?

Desconocemos los compromisos que el gobierno tiene o haya tenido con los Letras [la MS-13].

Como 18-Sureños, el único compromiso que hemos pedido al gobierno es un diálogo abierto, transparente. Nosotros seguimos manteniendo la misma postura de los últimos tres años: cesar la criminalidad.

Hace dos años, en abril de 2020, hubo un repunte brutal de asesinatos parecido y Bukele ordenó juntar en las mismas celdas a pandilleros de diferentes pandillas. ¿Cuándo se revirtió esa medida?

Sin comentarios. Nada más recordar que, para esas fechas de 2020, como grupo social Barrio 18 también nos pronunciamos y nos desligamos de esa alza de criminalidad en el país.

Bukele llegó a la presidencia el 1 de junio de 2019, y el descenso en los homicidios se acentuó a partir del mes siguiente. El gobierno dice que fue por su ‘Plan Control Territorial’, pero ¿cómo explica ese descenso la 18-Sur?

En junio de 2019 hicimos ver al gobierno nuestra postura a favor del cese al fuego y de búsqueda de la paz.

En aquellas fechas fuimos muy criticados, pero demostramos nuestro compromiso con hechos, bajando todos los índices delincuenciales en todos nuestros territorios, a pesar de la represión y de la propaganda política.

Ese tal Plan Control Territorial molesta, porque al gobierno se le ha venido pidiendo el diálogo transparente, supervisado por organismos internacionales, y no se ha cumplido.

Pero hasta el momento nos mantenemos en el compromiso, dando a demostrar que la violencia no es la única salida.

Investigaciones periodísticas e incluso el gobierno de Estados Unidos confirman que las tres pandillas han negociado con la administración Bukele. ¿Cuándo comenzó? ¿Arrancó antes o después de que bajaran los homicidios? ¿Quién buscó a quién?

Vamos a ser claros con esta pregunta, ¿va? Como Barrio 18-Sureños no hay ninguna tregua, ¿me entienden? Lo que hay es un diálogo que arrancó después de que bajaran los homicidios.

Nosotros desconocemos si con alguna de las otras pandillas arrancó antes.

¿Con qué representantes del gobierno ha dialogado la 18-Sur en ese proceso? ¿Carlos Marroquín, director de Reconstrucción del Tejido Social?

Sin comentarios.

El gobierno dice que las comunicaciones desde los penales están cortadas. ¿La 18-Sureños mantiene comunicación con sus miembros encarcelados?

Sí, hemos tenido comunicación con nuestros compañeros en prisión para seguir todo este proceso de paz.

El diálogo del gobierno ha sido con ambos [pandilleros libres y pandilleros privados de libertad] porque así como se puede desatar violencia en las calles, así se puede desatar también en las prisiones.

¿Hay conversaciones entre las tres principales pandillas fuera de las cárceles?

Sin comentarios.


En El Salvador hay otras pandillas menores como la Mao-Mao o La Mirada Locos, pero las tres principales son las ya referidas Mara Salvatrucha, Barrio 18-Sureños y Barrio 18-Revolucionarios.

Al calor de los sucesos del 26 de marzo, el propio presidente Bukele tuiteó que el número de pandilleros activos en las calles asciende a 70 mil, a los que habría que sumar los encarcelados. El Salvador tiene oficialmente 6,3 millones de habitantes.

Las cifras que dio Bukele podrían leerse como una confesión tácita de que durante su administración el fenómeno de las pandillas no ha hecho sino multiplicarse, especialmente si los números se comparan con una especie de censo realizado a mediados de 2017 por el gobierno anterior que cifraba en poco más de 43 mil a los pandilleros que entonces había en libertad.

La pandilla Barrio 18-Sureños surgió hace más de una década, después de que se partiera en dos la filial salvadoreña del Barrio 18, la pandilla descendiente de la 18th Street Gang, surgida en Los Ángeles (Estados Unidos) a mediados del siglo pasado, y que comenzó a operar en El Salvador a inicios de los 90.

Desde que inició el año hasta el 23 de abril, la Policía Nacional Civil reporta la detención de 2.599 personas a las que atribuyó ser integrantes de la 18-Sureños. De esa cifra, más de 2.000 han sido detenidos tras la implementación del régimen de excepción.


Las visitas en las cárceles para pandilleros están prohibidas desde marzo de 2016. ¿Qué concesiones ha hecho el gobierno a las pandillas, además de dar marcha atrás en la decisión de juntarlos en las celdas? Se habla de una mejor alimentación, salud…

Lo que queremos es que se respeten los derechos a cada privado de libertad, como lo dicta la Constitución.

¿La administración Bukele ha apoyado a la 18-Sur con dinero o ayudas (comida, empleos…)? ¿La 18-Sur apoyó en las elecciones del 28 de febrero de 2021 al partido Nuevas Ideas [partido oficial, impulsado por Nayib Bukele]?

Como organización Barrio 18, es mentira que vamos a cometer los mismos errores del pasado, como la tregua nefasta debajo de agua [la de 2012, que derivó en la explosión de violencia que El Salvador vivió en 2015, cuando registró una tasa de 106 homicidios por cada 100.000 habitantes].

Si hemos bajado los índices delincuenciales, es por la paz, por buscar un diálogo abierto; de lo contrario, rechazamos cualquier oferta de índole económica.

Segundo, sí ayudamos [en las elecciones] con votos y con seguridad en nuestros territorios, para que ningún elemento de nuestra organización hiciera desorden, y también para que la oposición pudiera hacer campaña tranquila en nuestros territorios, sin peligro de correr alguna clase de percances.

Distintos actores sociales aseguran que los homicidios han bajado pero porque han aumentado las desapariciones.

Como le repetimos, nuestro compromiso como Barrio 18-Sur es el cese al fuego, y eso incluye todo lo relacionado.

¿Cómo se explican que la prohibición de visitas en las cárceles se mantenga firme desde hace seis años? ¿Cómo les afecta esa medida?

Nosotros no somos una mafia, somos una familia.

Como organización, no nos afecta si hay o no visita en las prisiones. Lo que sí afecta, emocional y psicológicamente, es a cada persona privada de libertad, que llevan ya seis años sin ver a los padres, madres, hijos, y también afecta a los familiares de los mismos.

Informaciones periodísticas aseguran que líderes de la MS-13 salieron libres en la segunda mitad de 2021. ¿Ha ocurrido algo parecido con la 18-Sur?

Sin comentarios.

¿El control que la 18-Sur ejerce en sus canchas ha disminuido durante la administración Bukele?

El control de nuestros territorios no ha disminuido. Seguimos fuertes y seguiremos al pie de la lucha, nada más que al margen de los hechos de violencia.

No nos queremos hacer notar golpeando al país con violencia, sino buscando el diálogo hacia la paz, como lo hemos venido demostrando.

¿En materia de prevención y/o rehabilitación la administración Bukele está poniendo en práctica políticas públicas diferentes a las administraciones anteriores?

¿Cuál? Eso nos preguntamos nosotros: ¿cuál? ¿Me entiende? Porque no hay ninguna base funcional; al contrario, con el actuar del gobierno hemos crecido más, dando a demostrar que la represión no es el camino correcto, [que la actual administración] va como las administraciones pasadas.

¿Es posible que se desate una guerra contra las fuerzas de seguridad del Estado similar a la que El Salvador sufrió en 2015?

Vamos a ser muy breves y claros en esta pregunta: la violencia atrae más violencia, evolucionada, ¿me entiende?

Nosotros nos podemos parar en lucha [responder al Estado] peor, más organizada y avanzada que la que sucedió en 2015, en la administración de Sánchez Cerén, pero lo repetimos: no estamos en esa posición, ¿va? Queremos un mejor futuro para el país.

La vía de la negociación gobierno-pandillas, supervisada por organismos internacionales, ya se probó en 2012-14 y fracasó. ¿Por qué ahora sería diferente?

Como Barrio 18-Sureños creemos que la única solución a este problema es el diálogo abierto y transparente, sin tratos debajo de la mesa, y sin dinero de por medio, ¿me entiende?

Con programas de reinserción, oportunidades al trabajo, a la salud, al estudio, al respeto a los derechos de los privados de libertad, y muchos temas que se pudieran tocar en una mesa de diálogo.

Nayib Bukele

Getty Images
El presidente Nayib Bukele pidió al Congreso aprobar la medida del régimen de excepción.

¿Por qué fracasó anteriormente y no tuvo tan buenos resultados?

Primer motivo, fue el dinero. Segundo, fue a base y bienestar políticos, por eso no dio buenos resultados. Porque no fue un compromiso de parte de nosotros al pueblo, como lo es en esta ocasión.

Por eso no queremos que se vuelva a dar el mismo problema, con un diálogo fallido, a favor de políticos. Queremos ser la solución, no queremos servir de juguetes de gobiernos para desangrar y destruir al país.

Tras la matanza del 26 de marzo, el gobierno parece más firme que nunca en una apuesta represiva contra las pandillas. ¿Qué puede pasar?

Nosotros vamos a seguir manteniendo el cese al fuego nacional, ¿me entiende? Creyendo que la única salida a este conflicto es el diálogo, no el fuego.

Queremos ser parte de la solución del problema.

La propuesta del Barrio 18-Sureños es mantener nuestro equipo a la sombra, para demostrar el compromiso verdadero y sincero que hicimos ver en el comunicado en 2019.

Nosotros nos mantenemos de pie, en la paz, dejando la opción del fuego, de la guerra, como última instancia, como última alternativa, de sobrevivencia, porque lo volvemos a repetir: cada uno de nosotros somos seres humanos, salvadoreños, padres de familia, y queremos un mejor país para nuestras generaciones del presente y las generaciones del futuro.


Tras recibir los audios de los integrantes del Barrio 18-Sur, enviamos a sus representantes contrapreguntas a las respuestas obtenidas, e insistimos en algunas de lasinterrogantes no respondidas.

No recibimos contestación.

El sábado 23 de abril la comunicación se interrumpió. Hasta el momento de la publicación de esta nota, el número facilitado por el vocero de la pandilla ya no da señales de vida, como si estuviera apagado o desactivado.

Estas son algunas de las preguntas que la BBC planteó y/o replanteó al Barrio 18-Sureños. Por lo singular de esta entrevista, las compartimos bajo la premisa de que el lector merece conocerlas.

1) Dicen que la 18-Sur se calmó a partir de julio de 2019 por decisión propia, y que luego empezó un diálogo con el Gobierno. ¿Cuándo exactamente empezó ese diálogo? ¿Quién buscó a quién? ¿Con qué representantes del gobierno ha conversado la 18-Sur en estos casi tres años?

2) Sin visitas en las cárceles desde marzo de 2016 y sin teléfonos, ¿cómo la 18-Sur se comunica con sus homies encarcelados?

3) ¿Que la administración Bukele diera marcha atrás en la decisión de juntar a homies de distintos barrios en la misma celda fue una consecuencia del ‘diálogo’?

4) ¿Qué opinión tiene la 18-Sur sobre las extradiciones a Estados Unidos? ¿Ese es uno de los puntos discutidos con el gobierno?

5) ¿La renta y la extorsión siguen siendo el principal sostén económico de la 18-Sur? ¿Por qué ustedes ven normal que una ruta de buses o un repartidor de sodas tenga que pagar por entrar en sus canchas? ¿O que un salvadoreño no pueda ir a la unidad de salud porque queda en cancha de la pandilla contraria? ¿O que, si fallece una abuelita y su familia quiere velarla, tenga que pedir permiso a al pandilla para que puedan llegar familiares de otras colonias? ¿Cuándo va a terminar eso?

6) Se publicó esta semana una encuesta que dice que 9 de cada 10 salvadoreños apoyan las medidas de represión que Bukele tomó tras el 26 de marzo. ¿No es una prueba de que el pueblo salvadoreño rechaza a las pandillas?

7) Respondieron que “la única solución del problema es el diálogo abierto y transparente, sin tratos debajo de la mesa”. ¿Por qué en estos tres años de Bukele han tolerado que el diálogo con el gobierno haya sido bajo la mesa?


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