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Investigación de la BBC | “Coerción y violación” en Sivananda, una de las organizaciones de yoga más grandes del mundo


Advertencia: este artículo contiene descripciones de agresiones sexuales.

  02 julio, 2021 - 08:46 AM

Desde que descubrí el yoga a mediados de mis veinte años, este se convirtió en una parte importante de mi mundo. Como muchos yoguis devotos, no era sólo un forma de ejercicio para mí, sino un modo de vida.

No sólo daba clases en mi centro Sivananda local, sino que también me ofrecía para cocinar y limpiar allí. Las enseñanzas Sivananda influyeron en todos los aspectos de mi existencia.

Pero entonces, en diciembre de 2019, recibí una notificación en mi teléfono. Era una publicación en mi grupo de Facebook de Sivananda sobre el difunto y venerado fundador del movimiento, Swami Vishnudevananda.

Una mujer llamada Julie Salter había escrito que Vishnudevananda había abusado sexualmente de ella durante tres años en la sede de Sivananda en Canadá.

Escribió que cuando finalmente encontró la fuerza -décadas después- para denunciar esta situación a la junta directiva de Sivananda, “las reacciones fueron desde el silencio hasta el intento de silenciarlo”.

Ahora he entrevistado a 14 mujeres que alegan haber sufrido abusos a manos de profesores de Sivananda, muchas de las cuales no han hablado de ello con sus familiares y amigos, y mucho menos lo han hecho público.

También he hablado con un antiguo miembro del personal que dice que sus preocupaciones no fueron atendidas por la junta directiva de Sivananda.

Mi investigación ha sacado a la luz denuncias de abuso de poder e influencia dentro de la organización a la que una vez tuve tanto aprecio.

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Recuerdo vívidamente mi primer día en el ashram Sivananda de Kerala, en el sur de la India, donde me formé como profesora de yoga en 2014. En la pared había una magnífica foto de Swami Vishnudevananda, el difunto fundador de Sivananda y el hombre que Julie llegaría a exponer públicamente.

Sus enseñanzas eran tan poderosas que muchos yoguis renunciaron a todas las conexiones mundanas y dedicaron su vida a la organización.

Puedo entender por qué. Yo estaba pasando por un momento muy difícil y Sivananda me proporcionó una paz nueva. Las asanas -o posturas- me dieron fuerza física; los principios de Sivananda sobre el karma, el pensamiento positivo y la meditación alimentaron mi alma.

Ishleen en el ashram Sivananda de Kerala

Ishleen Kaur
Ishleen en el ashram Sivananda de Kerala

En 2015 me casé con un hombre que vivía en Londres. Me intimidaba la idea de mudarme para estar con él allí, hasta que descubrí que había un centro Sivananda en Putney, no muy lejos de nuestro nuevo hogar.

Mi marido bromeaba diciendo que el centro era mi primer amor, no él.

Dos meses después del post de Julie Salter en Facebook, dos miembros de la junta directiva de Sivananda volaron desde Europa continental para hablar con el personal de Putney.

Esperaba que respondieran a algunas de las muchas preguntas que tenía en mi cabeza. Pero su respuesta fue vaga, y parecían estar a la defensiva durante las preguntas y respuestas que siguieron.

Ishleen en el escenario de una exhibición de Sivananda

Ishleen Kaur
Ishleen en el escenario de una exhibición de Sivananda.

Sabía que tendría que hablar yo misma con Julie.

Originaria de Nueva Zelanda, Julie tenía 20 años y se hallaba de viaje en Israel cuando se cruzó por primera vez con las enseñanzas de Sivananda.

Rápidamente se sumergió en la vida del movimiento y en 1978 se trasladó a su sede en Canadá.

Vishnudevananda estaba allí y a Julie le pidieron que se convirtiera en su asistente personal, algo que al principio consideró un privilegio.

Julie Salter

Julie Salter

Pero dice que su horario era brutal. Trabajaba desde las 05:00 hasta casi la medianoche, siete días a la semana, todo ello sin cobrar. Cuenta que Swami Vishnudevananda se volvió imprevisible, y a menudo le gritaba.

“Así que, por supuesto, mis propios límites se fueron debilitando cada vez más”, relata.

Y entonces los acontecimientos tomaron un giro más oscuro.

Un día, cuando Julie estaba trabajando en la casa de Vishnudevananda, lo encontró acostado escuchando cintas devocionales.

Le pidió que se acostara a su lado. Cuando Julie dijo que no entendía lo que quería, él contestó: “Tantra yoga” (una práctica de yoga que se ha asociado con el sexo espiritual, pero que simplemente significa trabajar hacia la iluminación espiritual a través de la relajación profunda).

Sin embargo, Julie explica que Vishnudevananda sólo había hecho referencia a ello en términos teóricos, durante una conferencia.

“Dije: ‘No lo entiendo’, y a pesar de que todo mi cuerpo y mi mente me decían que no, me acosté. Y entonces se produjo el contacto sexual. Y después de eso, estaba abajo otra vez, trabajando, y con una vergüenza total. Y todo lo demás: angustia y sentimiento de culpa”.

Julie asegura que durante más de tres años fue obligada a realizar diversos actos sexuales, incluida la penetración.


Más información

  • Sivananda es una forma de yoga clásico que hace hincapié en el bienestar físico y espiritual.
  • Fue fundado por Swami Vishnudevananda en 1959 en Montreal, Canadá, y lleva el nombre de su gurú Swami Sivananda.
  • Hay casi 60 ashrams y centros Sivananda en 35 países de todo el mundo y casi 50.000 profesores Sivananda formados.
  • En los últimos años se ha acusado a otros gurús del yoga de alto nivel de abusar de su posición, como Bikram Chaudhry, Pattabhi Jois y Bhagwan Rajneesh.

Guru es una investigación de la BBC realizada por Ishleen Kaur y producida por Louise Adamou. Escuche el podcast en World Service/BBC Sounds, en The Documentary o en Hindi.


La relación gurú-discípulo, conocida en el yoga como gurú shishya parampara, es un acuerdo tácito por el que el seguidor se somete a los deseos del gurú.

Ella ahora considera que los actos de Vishnudevananda fueron una violación, ya que su posición la hacía incapaz de dar su consentimiento dada la “dinámica de poder” en juego.

Julie Salter with Vishnudevananda

Julie Salter
Julie con Vishnudevananda

“Estaba bastante aislada, viviendo al otro lado del mundo, alejada de mi familia y de todo lo que conocía en el pasado. Dependía económicamente de la organización”.

Luego hablé con dos mujeres que habían respondido en cuestión de minutos a la publicación de Julie en Facebook, alegando que Vishnudevananda también había abusado de ellas.

Pamela me dijo que Vishnudevananda la violó durante un retiro en 1978 en el Castillo de Windsor, en Londres, mientras estaba tumbada en un profundo estado de relajación, conocido en la práctica del yoga como postura del cadáver.

Lucille sostiene que la violó tres veces a mediados de los años 70 en el ashram canadiense. Dice que las dos primeras veces lo justificó ingenuamente como yoga tántrico, pero que la tercera vez le dio dinero y se sintió “como una prostituta”.

Vishnudevananda murió en 1993, pero Julie tardó otros seis años en encontrar la fuerza para dejar la organización.

Su única esperanza es que, al hablar ahora, pueda evitar que otras mujeres sufran lo mismo que ella. Porque, como yo iba a descubrir, puede que Vishnudevanada haya muerto, pero el abuso de los devotos de Sivananda no murió con él. El post de Julie en Facebook había abierto una compuerta.

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Desde entonces he hablado con 11 mujeres que han hecho graves acusaciones contra otros dos profesores de Sivananda, uno de los cuales la BBC cree que sigue activo en la organización.

Entre las impactantes acusaciones se encuentra el relato de Marie (no es su nombre real), que dice haber sido manipulada por un profesor -que no podemos nombrar por razones legales- durante varios años.

Sostiene que se sintió muy confundida cuando su relación se volvió sexual, pero que no tuvo más remedio que asumirla.

Después de más de un año sin ningún contacto sexual con él, recuerda una ocasión en la que entró en su habitación sin ser invitado. En silencio, se puso encima de ella, la penetró, eyaculó y se marchó sin decir una palabra.

Otras cinco mujeres me han contado que este mismo hombre abusó sexualmente de ellas. No se conocen entre sí, pero todas sus historias siguen un patrón similar de captación y agresión.

Catherine (nombre ficticio), tenía sólo 12 años y asistía a un campamento infantil Sivananda en Canadá en los años 80 cuando, según su versión, el profesor se interesó por primera vez en ella desde el punto de vista sexual.

Dice que el hombre la masajeaba y le tocaba el trasero. Cuando tenía 15 años, empezó a tocarla de forma más explícita, agarrándola entre las piernas y tocando sus pechos.

Cuenta que la última vez que la agredió tenía 17 años. Estaba durmiendo la siesta y al despertarse lo encontró encima de ella. Ese mismo día abandonó la organización.

Otra denunciante relata que fue agredida por el mismo hombre recientemente, en 2019.

Nos pusimos en contacto con este hombre y le ofrecimos la oportunidad de responder, pero no ha abordado las acusaciones que le hemos planteado.

La BBC entiende que sigue participando activamente en Sivananda en la India, aunque la organización lo niega.

“La gracia del gurú”

El otro profesor acusado de abusos es Maurizio Finocchi, también conocido como Swami Mahadevananda.

He hablado con ocho mujeres sobre sus acusaciones contra él. Una de ellas, Wendy, trabajaba como asistente personal de Mahadevananda en la sede de Canadá en 2006.

Una de sus tareas era imprimir sus correos electrónicos y llevarlos a su cabina. El día en cuestión, él la llamó para que le llevara los correos electrónicos y su desayuno a su dormitorio, donde estaba sentado en la cama.

Cuando ella le entregó la bandeja, dice que él la agarró del brazo y retiró la sábana, bajo la cual se dio cuenta de que se estaba masturbando. Afirma que entonces él eyaculó en su brazo.

“Recuerdo que sentí que casi no era humana para él. Yo era realmente un medio para un fin”.

Wendy explica que si las mujeres se acercaban al personal superior para denunciar un comportamiento preocupante -y en algunos casos, delictivo-, el personal lo enmarcaba en una enseñanza espiritual llamada “gracia del gurú”.

“Si algo era problemático o confuso -y hablo incluso de cosas administrativas… pero por supuesto relacionado con las relaciones sexuales y relaciones dudosas- te decían: ‘No, el hecho de que tengas un problema es en realidad la ‘gracia del gurú'”.

“Como si te estuvieran enseñando algún tipo de lección valiosa”, dice.

Nos pusimos en contacto con Mahadevananda para ofrecerle la oportunidad de responder a las acusaciones, pero nuestra petición quedó sin respuesta.

Sin embargo, la BBC ha visto una copia de un correo electrónico que envió a un abogado que ha sido financiado por un grupo de Facebook de la comunidad Sivananda, llamado Proyecto Satya, del que me hice miembro.

En el correo electrónico se disculpa por lo que llama sus “irregularidades”, y promete “esforzarse en no volver a hacerlo”.

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Otra cosa que quería entender era, ¿cuánto de esto sabía ya la dirección de Sivananda?

Julie me cuenta que finalmente encontró la fortaleza para denunciar sus abusos en 2003, cuando asistió a una reunión con un miembro de la Junta de Miembros Ejecutivos (EBM por sus siglas en inglés), creada por Vishnudevananda para actuar como cuidadores de Sivananda tras su muerte.

Dice que ese miembro de la junta era Swami Mahadevananda.

“Estuvimos allí un tiempo, pero básicamente reconoció que lo sabía desde hacía años”.

Swami Mahadevananda es uno de los otros profesores que se enfrentan a acusaciones de abuso sexual, pero por aquel entonces Julie no lo sabía.

Julie confirma que informó a otros cuatro miembros del consejo de administración sobre su acusación en las siguientes semanas.

Los administradores niegan que Julie hablara con ellos de sus acusaciones en 2003.

Sin embargo, la BBC ha visto un correo electrónico de Mahadevananda en el que confirma que se reunió con Julie en ese momento. Lo describe como algo informal, pero dice que después de esta reunión las acusaciones se convirtieron en algo de “conocimiento público”.

En 2006, Julie acudió a una reunión de mediación con EBM, donde se discutió sobre algún tipo de apoyo financiero para ella. También se plantearon las acusaciones de abuso.

Los administradores aseguraron a la BBC que ambas partes estaban satisfechas con los resultados, pero Julie sostiene que nunca se concretó nada.

Así que al año siguiente el abogado de Julie escribió a la junta pidiendo una compensación y amenazando con una demanda por daños y perjuicios.

En respuesta, recibió una carta del abogado de la EBM en la que le preguntaba por qué Julie planteaba el asunto tanto tiempo después de los supuestos abusos.

Sivananda afirma que, tras la reunión con Julie, empezaron a poner en marcha protocolos para los miembros y los invitados, diseñados para ofrecer a todo el mundo un entorno seguro en el que hablar de este tipo de acusaciones.

Les preguntamos por qué siguen venerando al hombre que abusó sexualmente de ella. “La Organización Sivananda honra su linaje y sus enseñanzas”, fue su respuesta.

Vishnudevananda, fotografiado aquí con Peter Sellers, solía realizar "vuelos de paz" a lugares en conflicto

Getty Images
Vishnudevananda, fotografiado aquí con Peter Sellers, solía realizar “vuelos de paz” a lugares en conflicto

La junta conocía el caso Mahadevananda

En cuanto a Mahadevananda, nuestra investigación ha encontrado pruebas de que la junta directiva conocía su supuesta conducta sexual inapropiada ya en 1999. Porque él mismo se lo admitió.

Swami Saradananda, una mujer estadounidense que formaba parte del EBM en ese momento, nos contó que en 1998/99 recibió una llamada telefónica de la directora del ashram de Delhi llorando.

La directora le dijo que Mahadevananda se paseaba sin pantalones, lo que Saradananda entendió como en ropa interior.

Cuando ella llamó para retar a Mahadevananda, éste le explicó que eso no era cierto. No estaba en ropa interior, sino desnudo. Y esa no fue su única revelación.

“Me dijo que no llevaba nada por debajo de la cintura y que había entrado en la oficina donde trabajaba [la directora de Delhi] y se había masturbado delante de ella”.

Swami Saradananda, profundamente perturbada, cuenta que lo planteó en la siguiente reunión de EBM.

Asegura que se apagaron todos los dispositivos de grabación y se envió a la secretaria fuera de la sala.

Mahadevananda estaba presente y dice que confirmó que su relato era cierto.

“Y él dijo: ‘Pero si ella no quiere que lo haga, vale, no es para tanto. No lo haré más'”.

Cuando ella interrumpió para preguntar cómo iban a tratar el reconocimiento de Mahadevananda, uno de los miembros de la junta respondió: “Bueno, él ya ha dicho que no lo va a hacer más. ¿Qué quieres? ¿Su sangre?”.

A los pocos meses, Saradananda recibió un fax en el que se le comunicaba que había sido expulsada de la junta. Presentamos esta cuestión al EBM, pero no obtuvimos respuesta.

Las revelaciones de Saradananda se reflejan en la falta de sorpresa de Wendy en 2006, cuando le contó a un alto cargo de la sede canadiense que Mahadevananda había eyaculado sobre ella.

La respuesta que recibió, informa, fue: “Maldita sea, otra vez no”.

El miembro del personal le dijo que no se preocupara: la organización había dispuesto que Swami Mahadevananda recibiera asesoramiento.

“No sabía que en Canadá esto se definiera como agresión sexual. Y no era consciente en aquel momento de que esto podría haberse llevado a la policía”, me contó Wendy.

Trece años después, la EBM acabó investigando a Mahadevananda, y luego anunció su jubilación en su revista mensual, una jubilación que han reconocido que están pagando. El anuncio decía que la junta ejecutiva le agradecía su “devoto e inspirador servicio”.

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Carol Merchasin, la abogada financiada por el Proyecto Satya, dice que ha hablado con entre 25 y 30 mujeres que han denunciado agresiones sexuales contra el personal de Sivananda. Dice que todas ellas son creíbles.

En el caso de Catherine, se pregunta por qué no se denunció el incidente a la policía una vez que los administradores tuvieron conocimiento de las acusaciones.

Cuando, muchos años después, sus padres se enteraron y se enfrentaron a ellos, Carol cuenta que les dijeron que no se podía hacer nada sin pruebas.

La EBM nos ha dicho que el maestro que presuntamente abusó de Catherine y de otras personas ha sido suspendido de sus funciones mientras investigan.

Pero varias fuentes nos han comunicado que todavía está involucrado en los ashrams indios de Sivananda, y cuando contacté al ashram de Kerala, me dijeron que, de hecho, enseñó un curso completo allí a principios de este año.

Comunicado de la EBM

La EBM se negó a ser entrevistada, pero nos envió una declaración que reproducimos aquí en su totalidad:

“El Consejo de Administración simpatiza plenamente con quienes se manifestaron y ofrece a cualquier persona que se sienta afectada por la conducta a la que se refiere la [investigación de la BBC] su garantía de que no tolerará el abuso ni hará caso omiso del comportamiento inapropiado. Se disculpa sin reservas por cualquier error histórico que haya cometido al abordar las acusaciones detalladas en la [investigación].

“Como resultado de estas acusaciones, Sivananda ha encargado una investigación independiente, y ha nombrado a expertos legales que han ayudado a revisar e implementar las políticas de salvaguarda, y a poner en marcha la formación adecuada.

La Organización Sivananda ha establecido un servicio de denuncia confidencial para cualquier persona que esté preocupada por los abusos. Es una prioridad absoluta para la Organización Sivananda que cualquier persona que entre en contacto con ella, sea cual sea su función, esté protegida contra el abuso o el sufrimiento.

La Organización Sivananda es una orden monástica dedicada a la salud física, mental y espiritual y está comprometida con la seguridad de todos sus miembros”.

He visto cuatro de los informes de investigación sobre el maestro que no podemos nombrar, y en todos ellos se concluye que, con probabilidad, los supervivientes son creíbles y sus testimonios son veraces, y que dos de ellos sí denunciaron sus abusos a la EBM.

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En abril volví al ashram de Putney, donde había pasado los últimos cinco años como maestra y devota. Pero esta vez no entré.

Me di cuenta de que la naturaleza absorbente de Sivananda que me había atraído era también lo que podía convertirla en algo tan peligroso.

Todas las mujeres con las que hablé me dijeron que era fácil perder el sentido de la realidad, lo que hacía más difícil cuestionar lo que estaba pasando.

Y soy consciente de que durante nuestra investigación las mujeres que se presentaron eran todas occidentales.

Pero parece que también hay supervivientes indias: he visto correos electrónicos de mujeres que detallan lo que les ocurrió, pero estaban demasiado asustadas para hablar conmigo.

En cuanto a mí, terminé con Sivananda.

Investigación producida por Louise Adamou.

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