Ciudad Guatemala

Gisele es el rostro de la niñez golpeada por la desnutrición aguda en el Corredor Seco


La desnutrición aguda es un problema que no dio tregua con la pandemia del coronavirus, sino al contrario, escuetos registros oficiales dan cuenta del incremento de casos, sobre todo en el Corredor Seco, esa región que cada año se ve golpeada por el hambre estacional y que ahora, además, suma un nuevo temor: al coronavirus.

  05 mayo, 2020 - 08:35 AM

A las faldas del cerro Miramundo, en la cabecera de Zacapa, se encuentra el caserío El Canal, en la aldea La Fragua. No está lejos del casco urbano, a unos 15 minutos en vehículo, pero los cuadros de pobreza se agudizan conforme se avanza por las calles empolvadas y se observan las chozas de adobe, palos y techo de lámina. En este lugar habitan más de 600 familias.

En El Canal vive la familia Felipe Nájera, y de sus cinco miembros, la más pequeña es Gisele, que este mes cumple 2 años y atraviesa un cuadro de desnutrición aguda. Los médicos le llaman caso ping pong, pues desde que nació ha enfrentado varios momentos críticos, se recupera y recae al ritmo que se provisionan de alimentos en casa.

Esta niña no es un caso aislado. Nació en uno los municipios en que el riesgo de desnutrición aguda infantil es alto, como en el resto del Corredor Seco. La inseguridad alimentaria que afecta a muchas familias es el problema, condición que cada año se acentúa cuando llega el período de hambre estacional, que ahora preocupa más porque, a diferencia de años anteriores, los casos no se reflejan en el sistema que lleva el control nacional, aunque sí en los centros de Salud, al menos en Chiquimula y Zacapa, en donde se hizo la consulta directa.

Gisele fue trasladada el martes pasado al Hospital Regional de Zacapa por un cuadro de neumonía. (Foto: Érick Ávila)

El caso de Gisele se repite de manera cíclica. En esa región, los alimentos son escasos cada año y este problema hace que los niños menores de 5 años tengan nueve veces más probabilidades de morir que uno nutrido adecuadamente. Judith, la madre de Gisele, lo sabe. La pequeña ha estado varias veces al borde de la muerte y el pasado miércoles, otra vez, cuando fue llevada de emergencia al Hospital Regional de Zacapa. Esta vez, por neumonía.

Llevaba tres días con fiebre alta, pero por falta de dinero para pagar un taxi y debido a que está restringido el transporte colectivo su madre no podía trasladarla al centro de Salud para que la evaluaran. Además, ha tenido que salir temprano de casa para conseguir algo de comida para la familia, mientras su esposo encuentra trabajo.

A sus casi 2 años, Gisele pesa 15 libras y mide 74 centímetros. Es un caso de retraso de peso y talla, explica Miriam Madrid, la enfermera que lleva el control de la niña.

“Si en casa no hay que darles de comer, este niño se desnutre en la etapa más importante de su vida, cuando el cerebro se desarrolla. Esto afecta toda su vida”, advierte Alberto Ramírez Ramos, médico coordinador del Distrito Municipal de Salud de Zacapa.

Gisele vive en condiciones de extrema pobreza, la escasez de alimento es constante en su hogar. (Foto: Érick Ávila)

Escaso control

El último dato oficial de desnutrición se registró el 25 de enero en el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siisan), cuando la cuenta acumulaba 704 menores de 5 años con desnutrición aguda.

La crisis por el covid-19 concentró la atención de Salud, al tiempo que el hambre estacional se consolidaba, y tan solo en Chiquimula se reportan 221 niños con desnutrición aguda. Si se compara con el mismo período del 2019, eran 149 casos, una diferencia del 56.6%.

Un informe del Programa Humanitario de Oxfam Guatemala detalla que un 97.3% de los casos identificados en Chiquimula están en Olopa, Esquipulas, Camotán y la cabecera departamental. El municipio más afectado es Camotán, que el año pasado reportaba 18 casos de desnutrición y ahora tiene 67, cuatro de ellos, severos.

No tener una cifra certera del número de niños con desnutrición aguda y no saber dónde se encuentran dificulta implementar acciones de respuesta para darles tratamiento y que las familias reciban asistencia alimentaria lo antes posible. “Sin información no se puede actuar, y esto pone en riesgo la vida de los más vulnerables”, afirmó Rita Franco, de la Instancia de Consulta y Participación Social (Incopas).

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