Ciudad Guatemala

Muchas lenguas, poca información: la baja vacunación en San Miguel Uspantán


Ese pueblo, cuna de la Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, tiene una de las peores tasas de vacunación de Guatemala: de sus más de 65 mil 800 habitantes, tan solo el 0.42 por ciento ha recibido el fármaco.

  28 mayo, 2021 - 12:37 PM

“El único que nos ha visitado es diosito”. Marco Tulio Fermín, de 49 años, se pasea por el parque central de San Miguel Uspantán el jueves por la mañana. Es día de mercado en esa localidad del norte de Quiché, y se acompaña de su esposa y sus cinco hijos. Esa fue su respuesta cuando se le preguntó sobre qué información ha recibido respecto a las vacunas para el covid-19. “A nosotros no nos han dicho nada”.

Si tomamos en cuenta únicamente la gente elegible, es decir, los mayores de 65 años, son el 10.73 por ciento quienes ya iniciaron su inmunización.

“Casi no he oído nada”. Daniel, de 37 años, es agricultor y solo visita el casco urbano una vez a la semana. “Aquí no la radean (emiten por radio), no lo anuncian; o yo nunca lo he escuchado”.

Sandra, de 20 años y dependienta de una librería en el extrarradio uspanteco, cuenta que “hay rumores que dicen que no está bien vacunarse; uno ya no sabe si hacerlo o no”.

Esos rumores parecen haber hecho mella. En el Centro Cultural, recinto que se ha dispuesto para llevar a cabo las jornadas de vacunación, la afluencia fue mínima a lo largo de las horas que este equipo de Noticiero Guatevisión y Prensa Libre recorrió el pueblo como parte de la gira #VacunasYa. Era más larga, incluso, la fila de aplicantes para plazas de docente que se organizaba en el mismo lugar.

“Ha habido muy poco interés; estamos buscando los mecanismos, pero la gente no llega”, cuenta Ángel Sajbib, coordinador del Centro de Salud local. Según él, una de las estrategias del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) ha sido la de perifonear mensajes sobre la campaña “en barrios y aldeas”.

Durante la estancia de este equipo, eso no pudo ser evidenciado. Al contrario, los vecinos niegan que tal práctica se esté llevando a cabo.

Un pueblo, muchas lenguas

Berta Ajcot dice algo similar: “los que tenemos acceso a esa información somos los que estamos pendientes siempre de las redes sociales, y eso no llega a toda la población, aún hay mucha gente que desconoce todo lo que pasa con las vacunas”.

Ella tiene, además, un papel importante en la difusión de información; es coordinadora técnica de la Comunidad Lingüísitica Uspanteka. “A nosotros nos corresponde darle los datos a la gente uspanteka; lo hacemos a través de las radios y de las redes sociales”.

El español, el k’iche’ y el uspanteko conviven en estos 860 kilómetros cuadrados que albergan a 65 mil 800 personas. Sin embargo, esa variedad idiomática no parece ser el problema, sino la falta de información de fuentes oficiales.

“Sí me quiero vacunar, porque es un beneficio para todos”. Antes de abordar el tuk tuk con el que labora, hoy al comienzo de las calles cerradas por el mercado, Rosendo Lux Vicente (48 años) se queja de que “no nos han dado ninguna información; yo quiero, pero solo sé lo que escuchamos en la tele”.

Viviana Argueta está en la puerta de una tienda de variedades. Cuenta que no tiene información ni de las autoridades ni de los medios, pero sí de vecinos. “Dicen que tienen un plan. Que nos van a matar y que solo se van a quedar los sanos. A mí dicen, señoras de la calle, que no me vacune porque eso tiene veneno”, explica la septuagenaria que rechazó el fármaco a pesar de que ya fue llamada para la primera dosis.

La mascarilla tampoco aparece

“En otros países ya vacunaron a casi todos, y ya la mayoría anda sin cubrebocas. Acá no tenemos vacunas e igual casi nadie se pone la mascarilla”, nos dice Selvin Ixcoy, vendedor de yerbas de 31 años. Él tampoco la está usando.

Marco Tulio Fermín tampoco la utiliza, y es tajante sobre ello: “no creo en la enfermedad; creo en Dios, y si quiere que me vaya bien, pues que me vaya bien”.

El punto de respaldo que pudieran tener es saber que su municipio está en amarillo según el semáforo de alertas epidemiológicas. Sin embargo, la inmunización no avanza. Porque no hay vacunas, y porque la gente se rehúsa a tomar las pocas con que cuentan.

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