Ciudad Guatemala

Por estas características declaran patrimonio cultural de la Nación inmueble donde funciona Casa de la Cultura Flavio Herrera


El inmueble posee características históricas, estilísticas y arquitectónicas de valor patrimonial.

  08 octubre, 2020 - 10:09 AM

El Ministerio de Cultura por medio del acuerdo ministerial 881-2020 acuerda declarar patrimonio cultural de la Nación el inmueble ubicado en el 7-46 de la colonia Mariscal, en la zona 11 de la capital.

El inmueble es propiedad de la Universidad de San Carlos de Guatemala y ahí funciona la Casa de la Cultura Flavio Herrera.

Posee características históricas, estilísticas, arquitectónicas y valor patrimonial al encontrarse dentro del conjunto histórico bajo la categoría de Patrimonial A.

El Registro de Bienes Culturales deberá hacer la inscripción correspondiente; mientras que, la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural por medio de sus direcciones y departamentos técnicos deberá dictar las medidas de protección, investigación y conservación que requiera el inmueble.

Según el referido acuerdo ministerial, el declarar patrimonio cultural de la Nación el mencionado inmueble, no representa ninguna responsabilidad financiera.

Entre sus consideraciones, Cultura indica que es obligación primordial del Estado proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional, como emitir leyes y disposiciones para su restauración, preservación y recuperación.

Fotografía de Flavio Herrera. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Flavio Herrera es una de las plumas más representativas de la literatura guatemalteca del siglo XX. Pertenece a la generación de 1920, en la cual destacó como poeta, novelista y cuentista. Se dice que su vida y personalidad se ven reflejadas en su obra.

Nació en la ciudad de Guatemala el 18 de febrero de 1895. Hijo del coronel Agustín Herrera Pineda y Victoria Hernández.

Desde muy joven, a los 18 años, dio muestras de su interés por la literatura, al publicar en las revistas Juan Chapín y La Esfera.

Estudió Derecho por que en esa época no existía la carrera de Letras. Ejerció la profesión de abogado y también se dedicó al a docencia, periodismo y diplomacia, “pero, sobre todo, fue un benefactor”.

Además, fue el primer director de la Escuela Centroamericana de Periodismo, destaca una publicación de Prensa Libre de marzo del 2013.

 

 

 

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